martes, 1 de julio de 2008

Annabel Lee, Radio Futura


Radio Futura, uno de los grupos más representativos de la movida madrileña en sus inicios, nació el mismo año que yo, 1979, gracias a una idea de Herminio Molero: crear una nueva formación de rock en el panorama musical español. Pero en el alma del grupo han estado y siempre estarán los hermanos Auserón, Santiago (actual Juan Perro) y su hermano Luis, junto a Enrique Sierra y Solrac (Carlos Velázquez). En 1981 se desmarcan de Molero, y renacen tal y como les recordamos pasados los años, pese a nuevas entradas y salidas en el grupo.





Cuentan con grandes y reconocidos éxitos, y lo más curioso, de distintos ritmos y fusiones; pero a mí siempre me apasionó una canción en especial, Annabel Lee, incluída dentro del álbum La canción de Juan Perro, publicado en 1987. Esta letra de Santiago Auserón es en realidad la traducción de un poema de Edgar Allan Poe, conocido como uno de los poetas malditos, y base de inspiración para otros como él como Charles Baudelaire, ambos del siglo XIX e impregnados por el verdadero espíritu romántico, cargado de misterio y misticismo.

A Annabel Lee la llaman la canción de la belleza inmortal. No se quedaron cortos. El vídeo es el primero que recuerdo haber visto en mi vida, junto a otro de una canción que pronto aparecerá por aquí, y me marcó tanto que jamás he podido olvidarlo.


Hace muchos, muchos años en un reino junto al mar
habitó una señorita cuyo nombre era Annabel Lee
y crecía aquella flor sin pensar en nada más
que en amar y ser amada, ser amada por mí.

Éramos sólo dos niños mas tan grande nuestro amor
que los ángeles del cielo nos cogieron envidia
pues no eran tan felices, ni siquiera la mitad
como todo el mundo sabe, en aquel reino junto al mar.

Por eso un viento partió de una oscura nube aquella noche
para helar el corazón de la hermosa Annabel Lee
luego vino a llevársela su noble parentela
para enterrarla en un sepulcro en aquel reino junto al mar.

No luce la luna sin traérmela en sueños
ni brilla una estrella sin que vea sus ojos
y así paso la noche acostado con ella
mi querida hermosa, mi vida, mi esposa.

Nuestro amor era más fuerte que el amor de los mayores
que saben más como dicen de las cosas de la vida
ni los ángeles del cielo ni los demonios del mar
separaran jamás mi alma del alma de Annabel Lee.

No luce la luna sin traérmela en sueños
ni brilla una estrella sin que vea sus ojos
y así paso la noche acostado con ella
mi querida hermosa, mi vida, mi esposa.

En aquel sepulcro junto al mar
en su tumba junto al mar ruidoso.

Hace muchos, muchos años en un reino junto al mar
habitó una señorita cuyo nombre era Annabel Lee
y crecía aquella flor sin pensar en nada más
que en amar y ser amada, ser amada por mí.